Todos enfrentamos circunstancias que nos estresan, problemas en casa, el trabajo, temas de salud, relaciones familiares, etc… Sin embargo, si decides elegir sabiamente tu estrés, no solo sabrás manejarlo mejor, sino que puede incluso ayudarte a crecer como ser humano.
El famoso estrés y las dificultades son parte inevitable de la vida. Pensar que el estrés desaparecerá por arte de magia, es una ilusión.
Lo que sí podemos hacer es elegir en qué estresarnos.
Elegir sabiamente tu estrés significa conscientemente decidir, a qué vas a prestarle atención.
Y decidir también cómo manejaremos aquello que no merece nuestra energía.
El estrés puede ser útil si sabemos manejarlo. Nos ayuda a resolver problemas, nos mueve para vencer retos del diario vivir.
Pero si dejamos que nuestra mente se vaya de viaje largo al mundo de las preocupaciones y damos rienda suelta a emociones como ansiedad o angustia, podemos incluso enfermarnos.
Entonces…
¿Cómo elegir y manejar sabiamente nuestro estrés?
Aquí te comparto 5 tips para manejarlo mejor.
1. Revisa qué de lo que te angustia está realmente ocurriendo. Muchas veces lo que nos preocupa solo sucede en nuestra mente, en nuestros pensamientos, en un futuro inexistente. Creemos que preocuparnos nos ayudará a evitar que sucedan, pero esto no es así. Haz este ejercicio breve y pregúntate: ¿Esto que me angustia es real? ¿Puedo demostrar que está ocurriendo? O es solo una idea de algo que pudiera pasar pero no está sucediendo y por lo tanto, puede nunca ocurrir… Si no está sucediendo, ¿vale la pena angustiarse tanto?
2. Enfócate en las cosas que son importantes para ti y tu familia. Si resolver ese problema que te angustia mejorará realmente y de forma significativa la calidad de vida tuya o de tu familia, entonces atiéndelo. De lo contrario, pregúntate ¿por qué te está agobiando? ¿Qué otras cosas pueden estar detrás de esa angustia? ¿Es algo que te genera inseguridad o temor? ¿Te preocupa lo que la gente puede pensar de ti y por eso te estresa?
3. Presta atención a las soluciones más que a los problemas. Bajo estrés, tendemos a caer en el drama de las situaciones. Cuando esto pasa es más complicado encontrar las estrategias para salir adelante de las dificultades. Si estresarte te ayudar a resolverlo entonces merece la pena el agobio. Pero honestamente, casi nunca es así. El estrés solo empeora las cosas porque nos impide pensar con claridad. Entonces, ante un problema que te está costando trabajo resolver, recuerda tomarte un momento para respirar y reflexionar. Trata de ver más allá de la dificultad y usa tu creatividad para encontrar respuestas y soluciones.
4. Revisa cómo te estás cuidando y cómo te sientes física, mental y emocionalmente. Si mente y cuerpo están débiles, el estrés nos acaba. Cuando no dormimos, ni comemos bien, ni ejercitamos el cuerpo para soltar tensiones, el estrés nos desgasta más fácilmente. Y entonces caemos en un ciclo vicioso en el que no tenemos energía para resolver nuestros problemas, nos estresamos y desgastamos aún más. Ten esto presente y de forma realista revisa cómo te estás cuidando y qué puedes hacer para procurar tu bienestar de mejor manera. Es como entrar al maratón sin haber preparado cuerpo y mente; en los primeros kilómetros quedarás fuera de la carrera.
5. Filtra aquello que no tiene ningún propósito positivo en tu vida y te roba energía. Y con esto me refiero a comentarios, opiniones, comparaciones tanto de otros, como tuyos también. A veces el enemigo más fuerte es la propia mente. Y otras veces son las voces ajenas a las que prestamos oídos. No siempre es fácil hacer caso omiso de estas opiniones tóxicas, pero con intención de trabajar en ello y un poco práctica, podrás aprender a ignorar aquello que no suma a tu vida. En palabras sencillas, sabrás mandar a volar la toxicidad que te resta paz.
Finalmente, recuerda: el estrés no es el enemigo que nos roba la paz, son nuestras decisiones y lo que hacemos en esas dificultades lo que nos lleva al sufrimiento.
Que hoy elijas con sabiduría y construyas tu felicidad.
–Claudia
