Ir a prisa genera estrés
Dime si has tenido días tan estresantes, que parece que lo único que hay en esos momentos son pendientes y preocupaciones. Muchos de nosotros vamos por la vida a 1000 km/hora, en una lista interminable de cosas por hacer. E inconscientemente esperamos que todos y todo vayan a nuestro ritmo. Y si no resulta como pensábamos, nos desesperamos fácilmente. Ese acelere, esa tensión constante, se convierte en un estilo de vida. Ir a prisa genera estrés.
El estrés es una respuesta natural ante una demanda que percibimos mayor a lo que podemos manejar. De manera positiva, el estrés nos puede ayudar a salir adelante en circunstancias adversas y estimula nuestra superación personal, cuando lo sabemos manejar y lo tenemos en la dosis precisa.
En la raíz del estrés está escondido un miedo; el que las cosas salgan de nuestro control y resulten diferentes a lo que esperamos. Muchas personas tenemos la tendencia a creer que podemos controlar las cosas o a las personas a nuestra voluntad. Y el estrés surge cuando pensamos que la dirección de las circunstancias va en contra de nuestros deseos o expectativas.
Sin embargo, idea de control, no es más que una ilusión. La realidad es que más allá de nuestra piel es muy poco lo que podemos controlar. Si acaso, sólo podemos influir o manejar algunas circunstancias, para obtener los mejores resultados posibles según nuestras expectativas.
Las decisiones y el estrés
Bajo estrés tomamos decisiones automáticas que impactan que pueden comprometer nuestra salud, nuestro desempeño laboral y nuestras relaciones interpersonales.
Si no tomamos conciencia de cómo el estrés nos impacta y hacemos algo por mejorar, puede afectar nuestra salud física, mental y emocional.
Un ejemplo perfecto es la alimentación. Muchas personas, bajo estrés u otras emociones difíciles, recurrimos a la comida, ya sea como refugio, distracción o consuelo. Sin darnos cuenta utilizamos los alimentos como medicina para el alma, aunque en realidad eso no funcione.
De la misma forma, bajo estrés podemos hacer o decir cosas que afectan nuestra relación con los demás.
La realidad es que el estrés es parte de la vida y no se irá a ningún lado. Lo que sí podemos hacer es cambiar la forma cómo lo afrontamos.
Mindfulness: Una alternativa para manejar el estrés
Afortunadamente, por muy estresada que sea nuestra vida, tenemos opciones. Una opción es ir en automático y seguir como vamos, reaccionando.
La otra es elegir desacelerarnos y prestar atención a lo que sucede.
Hacer una pausa, nos permite observar esos pensamientos y emociones que nos mueven hacia la reactividad.
Tomar conciencia de lo que pasa dentro y fuera de nosotros desde una óptica más objetiva, nos ayuda a romper con el piloto automático y tomar el asiento delantero de nuestras vidas. Esta toma de conciencia es lo que conocemos como Mindfulness (en español: atención consciente o plena).
Cuando deseamos enfrentar nuestro estrés, es preciso trabajar en nuestro interior, develar nuestros condicionamientos reactivos y aprender a manejar eso que pensamos y sentimos para tomar mejores decisiones, pues como dijera Jon Kabat Zinn, no puedes parar las olas pero puedes aprender a surfearlas.
Lo más probable es que el estrés siempre esté presente en nuestras vidas, pero mientras seamos conscientes y sepamos hacerle frente, podremos ver más allá de los pendientes, miedos y preocupaciones y dejar de ser espectadores de la vida para convertirnos en actores principales.
Una de las cosas más valiosas que me ha dejado la enseñanza del mindfulness es que cuando somos capaces de enfocar nuestra atención en el momento presente, en el que la vida sí está sucediendo es más fácil, sanar el pasado, soltar el futuro y concentrarnos en vivir más intensamente cada momento, cada aquí y cada ahora.
–Claudia Vega
Posdata: Si el contenido de este post te ha gustado, por favor compártelo con otros: