El famoso «aquí y ahora»
Sin duda, «vivir en el presente» o «vivir aquí y ahora» son frases que escuchamos o leemos en muchas partes. Y aunque se antoja pensar que así vivimos, nos sorprendería la cantidad de tiempo que pasamos sin estar conscientes. Estamos con el cuerpo aquí y ahora, pero con la mente a kilómetros de distancia, ya sea proyectada hacia el futuro o apegada a una historia del pasado.
Esta cualidad de la mente es común a la mayoría y es parte de nuestra naturaleza humana. Recordar nos ayuda a reflexionar. Los recuerdos también nos conectan con seres amados que tal vez ya no están o recrean en nosotros sentimientos que añoramos. Por otra parte, planear, anticipar, soñar en eventos futuros es una manera de trazar la vida que deseamos tener.
Nada de malo hay con recordar o con pensar a futuro. Sin embargo, si no prestamos atención, puede ser que además de tiempo, invirtamos nuestra energía mental y emocional en solo pensamientos. Y si esos pensamientos generan emociones como resentimiento, culpa, angustia, ansiedad o miedo, la inversión de nuestros recursos puede dar todo menos buenos frutos.
Aprender a estar presentes
Desde la postura del mindfulness, vivir en el presente se refiere a intencionadamente estar atentos de lo que nos acontece, tanto en nuestro interior como en el entorno en el que nos encontramos. Es aproximarnos a la vida, momento a momento, con apertura y curiosidad. Es utilizar todos nuestros sentidos y observar también la actividad de la mente.
Desde esta conciencia podemos hacer introspección y autoconocernos; ser capaces de distinguir pensamientos, juicios, emociones e impulsos. Así podemos dar una dimensión más objetiva a lo que nos sucede. Es poder ver las historias de nuestra mente sin creérnoslas.
¿Por qué ser conscientes?
Vivir en el presente nos ayuda a convivir mejor con la vida misma. A salir un poco del drama del pasado y del estrés por el futuro incierto y abrazar la vida tal y como es, reconociendo lo efímero de cada momento. Conscientes de la efímero de la vida, podemos apreciar mejor los buenos momentos y ser más pacientes y ecuánimes ante las dificultades.
Sí, se dice fácil, pero requiere de una intención renovada día a día y de la continua observación sin juicios de quienes somos y de cómo reaccionamos mental, emocional y conductualmente. Cuando dedicamos tiempo a conocernos y decidimos apreciar la vida frente a nuestros ojos, podemos descubrir maravillosas oportunidades para vivir más plenos, felices, en el aquí y en el ahora.
Y después de reflexionar, dime… ¿Qué tan consciente vives?
Deseándote un lindo dia,
–Claudia Vega
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