Eres una mamá profesional… y quizá te has preguntado: ¿Se puede criar y trabajar sin descuidar a los hijos? ¿Se puede realmente?
Y la respuesta es “Sí”, pero también es… “depende”
¿Pero de qué depende?
Depende de algunos factores que debes tener en cuenta e incluso analizarlos si algo en la dinámica de tu vida familiar/laboral está siendo difícil.
Lo primero es que tienes que tener claro qué es lo que deseas. Es decir, cuáles son tus objetivos, tanto en lo personal y familiar, como en lo profesional. Define también que necesitas para criar y trabajar sin sentirte agobiada.
Una de las situaciones que frecuentemente veo en la consulta son madres profesionales que se sienten agobiadas, culpables o frustradas, ya sea porque temen fallar en la crianza, o porque piensan que han tocado un techo laboral debido a su rol materno. Y esto tiene que ver con la falta de claridad en los objetivos.
Por lo tanto, es central que, si no lo has hecho aún, te sientes a reflexionar y, de preferencia también, poner por escrito tus objetivos como mujer, madre y profesional.
Lo siguiente es el apoyo con el que cuentas, tanto en casa como en el trabajo. Muchas madres que trabajamos le jugamos al papel de la mujer maravilla que tiene que poder con todo.
Es importante que seas realista y si necesitas ayuda en alguna de estas áreas tan importantes, que la consigas.
Además, si estás criando en pareja, es necesario hablar de lo que ambas partes desean y cuál será la forma en que cada quién se involucrará en la crianza de sus hijos. Para ello, la comunicación asertiva se vuelve central.
Es decir, cómo se apoyarán mutuamente, cómo compartirán obligaciones, qué acuerdos harán para que ambas partes puedan tener espacio en sus agendas para las demás cosas que desean o necesitan lograr, sin descuidar a sus hijos.
Si, además, tienes apoyo con tus hijos por parte de una tercera persona, ya sea alguien que has contratado o un familiar que los cuida, necesitas conversar sobre lo que esperas en temas de crianza, para que haya sintonía y esto no te genere conflictos.
La comunicación también involucra a tus hijos. Ellos también generan expectativas, desean la presencia de sus padres y cuando estos no la dan como quisieran, esto genera culpa.
Tener una comunicación abierta y adecuada a la edad de cada hijo, para expresar tu disposición y presencia será central, para que tú estés tranquila.
Finalmente, revisa tus expectativas. ¿Qué has construido en tu mente sobre cómo “debe ser una buena madre y cómo debe ser una mujer profesional exitosa”?
Reflexiona… ¿Qué crees que necesitas lograr para desempeñar bien ambos roles?
Cuando reflexiones sobre tus expectativas, ten en cuenta que muchas creencias que tenemos las adquirimos en etapas en las que ni siquiera éramos conscientes de lo que sucedería en la vida real al convertirnos en madres.
Muchas veces tenemos presión de la sociedad y nos estresamos por no alcanzar esas ideas que ni siquiera encajan con nuestra vida ni la de nuestra familia.
Es importante que seas realista y que en tus expectativas consideres planes y metas que sí funcionan para ti como mujer, mamá y profesional.
Teniendo definidos tus objetivos, expectativas, apoyo de terceros y comunicando asertivamente tus necesidades, verás que sí se puede criar y trabajar. Y además, hacerlo con satisfacción.
Claro que también deberás organizarte para dedicar tiempo de calidad y presencia atenta, a tus hijos. Esto será tu principal nutriente como madre.
Recuerda, no existe la crianza perfecta, ni el padre o la madre perfectos. Lo que existe es el deseo de desempeñar nuestros roles lo mejor posible y la oportunidad, día con día, de dar amor y procurar el bienestar de nuestros hijos, sin olvidarnos de nosotras mismas.