La culpa en la madre que trabaja

Sentirnos ausentes es un clavo en el alma

La culpa en las madres que trabajan es un sentimiento común que puede surgir en distintas circunstancias.

Una mamá profesional puede sentirse culpable al saberse ausente durante largas horas, o por estar ocupada en momentos en los que sus hijos demandan atención. O simplemente por tener poca energía y no sentir ganas de jugar cuando el niño lo pide. El agotamiento físico puede aumentar este sentimiento.

La culpa en las madres que trabajan puede ser una situación frecuente, que a la larga la desgasta emocionalmente. Analicemos este sentimiento y veamos si sirve de algo o no.

La culpa es probablemente uno de los sentimientos más desgastantes para el espíritu. Se alimenta de pensamientos repetitivos en los que la persona se juzga a sí misma negativamente y a su vez, cuando la culpa está presente retroalimenta este tipo de pensamientos, generando un ciclo vicioso.

Por eso es necesario entender esta emoción para tornarla en algo que nos beneficie en lugar de perjudicarnos.

La culpa por sí misma tiene poca utilidad, incluso puede ser tóxica y nociva. Sin embargo, si nos detenemos a reflexionar y vamos a la raíz, es decir, si revisamos que es lo que está generando el sentimiento, podremos enfocar esa energía emocional en algo constructivo.

¿Cómo enfocar positivamente la culpa en las madres que trabajan?

Veamos.

1. Determina de dónde viene este sentimiento. En el caso de las mamás trabajadoras, este sentimiento se relaciona con su ausencia y el temor a perderse de momentos bellos, o bien a que esto genere posteriormente dificultades en los hijos o deterioro de la relación. Hacer consciente esta emoción y los pensamientos que la alimentan es el punto de partida para darle la vuelta y hacerlo algo positivo.

2. Observa lo que está debajo de esa emoción. A veces lo que sentimos tiene que ver con nuestro pasado, heridas no resueltas. Una mami que siente culpa por su ausencia tal vez vivió alguna carencia afectiva en su niñez, o tal vez tiene inseguridad y teme no ser amada por sus hijos, o quizá es altamente auto-exigente y tiene una alta expectativa de su rol como madre. Sea cual sea la razón, es importante ver qué se esconde debajo de nuestras emociones para poder resignificarlas de manera constructiva.

3. Enfoca el sentimiento de manera positiva. Si dejar de trabajar no es una opción o cambiar tus horarios no es opción en este momento, enfócate en lo que sí puedes hacer.

Por ejemplo, si tu culpa surge de tu ausencia, ¿qué pasaría si cuando te toca estar en casa, te enfocas en estar en casa y disfrutar de tus hijos? Tal vez pienses “pero es que llego muy cansada, sin energías ni ganas”… Y eso es entendible, pero entonces busca la manera de descansar un momento, tan pronto como sea posible. Pide apoyo para ello. Quizá te acuestes por 10 minutos o te des un baño caliente para cargar pilas. Y entonces, toma la decisión consciente de dejar los problemas del trabajo atrás. Ahora estás en casa, enfoca tu energía y tu presencia en tus hijos. 

4. Busca alternativas y suelta el miedo. Si tu trabajo te está pesando demasiado, no te cierres a otras posibilidades. A veces nos da miedo cambiar de aires, nos paralizamos ante la idea de que no podremos hacer algo diferente. Sal de esa zona que de confort no tiene nada y ábrete sin miedo a otros horizontes. 

5. Dirige tu vida y tus acciones desde el amor. Habitualmente cuando hay algo que no nos hace feliz en nuestra vida y permanecemos así es por falta de amor y confianza en nosotros mismos. Te invito a ver dentro de ti y reconocer tus talentos, te sorprenderá lo que puedes encontrar.  Tal vez es tiempo de poner en uso tus talentos de una forma diferente, quizá en un nuevo trabajo o emprendiendo un proyecto. Recuerda que eso que piensas de ti también lo enseñarás a tus hijos. ¿Quieres hijos seguros? Empieza por ti misma.

Finalmente, recuerda que la culpa poco o nada te ayuda. Cuando podemos enfocarnos conscientemente en lo que estamos haciendo, podemos separar familia de profesión y desempeñarnos mejor en cada rol. Esto se traduce en mayor bienestar personal. Y si tú estás bien, tus hijos también lo estarán.

Saber cómo enfocas tú el sentimiento de culpa por trabajar cuando te surge puede ayudar a otras mamás, compártelo en los comentarios.

–Claudia Vega

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